En el norte de Europa, Samhain (el término celta para Halloween), era el momento en que el ganado se trasladaba de los pastos de verano al refugio de invierno. Era el final de la temporada de crecimiento, de la cosecha, un tiempo de acción de gracias, cuando los antepasados y los espíritus de los queridos muertos regresarían a casa para compartir la fiesta. La muerte no cortó las conexiones con la comunidad. La gente dejaba ofrendas de comida y bebida para sus seres queridos y ponía velas para iluminar su camino a casa. Esas tradiciones nos dieron muchas de nuestras costumbres actuales. Ahora colocamos luces y damos ofrendas de dulces a los niños, quienes son, después de todo, los antepasados que regresan en nuevas formas.
La muerte y la regeneración siempre están vinculadas en la teología de la Diosa. Nacimiento, crecimiento, muerte y renovación son un ciclo que juega una y otra vez a través de los sistemas naturales y la vida humana. Al abrazar este ciclo, no necesitamos temer a la muerte, sino que podemos verla como una etapa de la vida y una puerta de entrada a alguna nueva forma de ser.
Así que Samhain es un momento para recordar y honrar a los que han muerto, para celebrar sus vidas y apreciar sus dones, para contar historias sobre ellos a la próxima generación para que su memoria no se pierda. En las culturas latinas, el Día de los Muertos, el 1 y 2 de noviembre, es un momento para visitar las tumbas de los seres queridos, para festejar allí y honrar su memoria con altares y oraciones. Creamos altares en nuestros hogares, con fotos y recuerdos, y en mi casa, nos gusta invitar a amigos y familiares a una cena ancestral, donde cocinamos comidas tradicionales y compartimos nuestras historias familiares.
Samhain es también un tiempo para un trabajo espiritual profundo. En esta época del año, decimos, "el velo es delgado que divide los mundos, lo visto de lo invisible, el día a día de los misterios". Este año, cuando repartes dulces o pasees a tus hijos por las calles, te invitamos a recordar el significado más profundo de esta tradición: la muerte no es una barrera para el amor, y cada final trae un nuevo comienzo.
Texto inspirado y traducido por Vivi Devi Dasi de las palabras de Starhawk
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